La pandemia del COVID-19 ha cambiado la vida de una gran cantidad de estudiantes, docentes, padres y madres a lo largo del mundo y millones actualmente enseñan y aprenden desde sus hogares. Aunque se trata principalmente de una crisis sanitaria, es probable que tenga importantes secuelas a largo plazo en la educación, incluso en el currículo y el aprendizaje. No obstante, la situación puede transformarse en una oportunidad para reexaminar el currículo, los procesos de evaluación de la enseñanza y del aprendizaje y el desarrollo de las competencias de las y los estudiantes, en vista de fortalecer sus habilidades de aprendizaje y mantener su motivación.
Es probable que la crisis ofrezca una oportunidad para que las escuelas fortalezcan sus vínculos con las familias y para que las y los docentes se comuniquen y cooperen mejor con los padres y las madres en beneficio de las y los estudiantes. En la misma línea, la crisis significa que docentes, madres y padres podrían participar más en las decisiones respecto de la idoneidad del currículo. Esto puede servir como apoyo al paradigma de aprendizaje inclusivo, participativo y centrado en la y el estudiante, que considera tanto los intereses de las y los estudiantes como sus entornos y aspiraciones.