Esta semana se publicó en ruso la edición regional del Informe GEM sobre inclusión y educación en Europa Central y Oriental, el Cáucaso y Asia Central, con una versión resumida en casi 30 idiomas regionales, desde el albanés al uzbeko y desde el letón al georgiano.
Un seminario web regional y un comunicado de prensa para toda la región llamaron a que los países abandonen uno de los legados más problemáticos de la segunda mitad del siglo XX: la educación segregada, en su día considerada, erróneamente, como una solución eficaz. Todos significa todos, elaborado por el Informe GEM, la Agencia Europea para las Necesidades Especiales y la Educación Inclusiva y la Red de Centros de Políticas Educativas, muestra que en 15 de 30 sistemas educativos la admisión en la escuela depende de una evaluación médico-psicológica y otros procedimientos de selección. Si bien ha habido avances –por ejemplo, el porcentaje de niños con discapacidad en escuelas especiales se redujo del 78% en 2005/6 al 53% en 2015/6– la segregación persiste. Uno de cada tres alumnos con necesidades especiales en Europa Central y del Este se encuentra en una escuela especial. Incluso los que ya no están matriculados en tales escuelas pueden ser colocados en otras estructuras no inclusivas, como las clases especiales o la educación en casa.
Lo que en algunos países se considera pedagogía inclusiva puede ser, más bien, un enfoque médico de la discapacidad. En Bielorrusia, las clases integradas utilizan dos currículos: uno estándar para la educación general y otro para la educación especial; la enseñanza conjunta se limita a una lista reducida de materias.
Los niños roma siguen siendo los más excluidos de la región. Según un nuevo análisis, alrededor del 60% de los jóvenes romaníes, ashkalíes y egipcios de los Balcanes no asisten a la escuela secundaria superior; sólo el 3% de los romaníes completan la escuela secundaria en Montenegro. Los niños romaníes también son diagnosticados de forma desproporcionada con discapacidades intelectuales. En Eslovaquia, los educandos de origen romaní constituyen el 63% de todos los niños que asisten a clases especiales y el 42% de los que están en escuelas especiales.
El compromiso basado en los derechos de las minorías nacionales ha dado lugar a que 22 de 30 sistemas educativos creen escuelas o clases separadas en la lengua materna, con contenidos adicionales sobre historia y cultura para las minorías lingüísticas. Sin embargo, esta disposición paralela suele ir en contra de la inclusión; son pocos los ejemplos que ofrecen una práctica verdaderamente inclusiva, con mayorías y minorías étnicas que aprenden juntas a partir de un currículo único e intercultural, como en las escuelas bilingües eslovenas-húngaras. En Bosnia y Herzegovina, el sistema educativo está segregado en función de líneas étnicas.
A medida que la región entra en la última década de acción para lograr el ODS 4, y ahora que el COVID-19 ha planteado nuevos desafíos de inclusión, el Informe insta a los países a seguir estas 10 recomendaciones:
Ampliar la comprensión de la educación inclusiva: Debe incluir a todos los educandos; y todos significa todos. En las leyes y otros documentos, 19 de los 30 sistemas educativos explorados en la región definen las necesidades educativas especiales en relación con la discapacidad.
Centrarse en los alumnos: La inclusión no es solo un resultado; es ante todo un proceso y una experiencia. Un análisis de los currículos de historia, educación cívica y geografía de 14 países no encontró ninguna mención a las minorías nacionales en Albania, una en la República Checa, y ninguna mención a los romaníes en 9 países, incluidos Bulgaria, Serbia y Eslovaquia, donde son una minoría considerable. Solo la República de Moldavia informó de la participación de los estudiantes en el diseño de los currículos. Aparte de los consejos de estudiantes en algunos países, hay pocas pruebas de que se escuchen las voces de los estudiantes y se actúe en consecuencia.
Realizar consultas significativas con las comunidades y los padres: La inclusión no puede imponerse desde arriba. En total, 25 de los 30 sistemas educativos de la región cuentan con políticas de apoyo a la participación de los padres en la gobernanza escolar. Esta participación ha contribuido a proporcionar información sobre los currículos y los programas anuales en Croacia y a gestionar recursos financieros adicionales en la Federación de Rusia. Pero muchos de los esfuerzos realizados en la región para fomentar la participación de los padres son iniciativas aisladas llevadas a cabo como proyectos piloto o ejecutadas por ONGs.
Proporcionar espacios para los actores no gubernamentales para que desafíen y llenen las lagunas: Asegurarse de que trabajan con el mismo objetivo de inclusión.En Rumania, una iniciativa comunitaria para eliminar la segregación escolar para los roma condujo a cambios en la legislación y en las políticas. El desarrollo de una política nacional de educación inclusiva en Armenia se atribuye en gran medida al apoyo efectivo de organizaciones no gubernamentales y a la colaboración con ellas. En total, 24 sistemas educativos tienen una legislación o una política que establece un papel para las organizaciones que representan a los grupos vulnerables, aunque no necesariamente en las tareas de abogacía y seguimiento.
Asegurar la cooperación entre departamentos, sectores y niveles gubernamentales: La inclusión en la educación no es más que un subconjunto de la inclusión social.El análisis de las respuestas de los 30 sistemas educativos mostró que la colaboración interministerial en el desarrollo, la implementación y la coordinación de políticas era habitual. En Lituania, los ministerios de educación, salud y asuntos sociales han acordado desarrollar conjuntamente medidas para ayudar a los niños identificados con autismo u otras discapacidades de desarrollo. Sin embargo, en casi la mitad de los sistemas educativos falta colaboración en la recopilación de datos.
Compartir conocimientos y recursos: Esta es la única manera de sustentar la transición a la inclusión. Los países deben asignar fondos en función de las necesidades reconocidas de las escuelas o las autoridades locales para los servicios de apoyo. En la República Checa, se está sustituyendo la asignación por alumno por una cantidad por miembro del personal con el objetivo de tener en cuenta el costo de las medidas de apoyo y los niveles salariales. Las escuelas deben tener autonomía para asignar los fondos de forma flexible para apoyar a los que tienen mayor necesidad, como en Eslovaquia.
Aplicar un diseño universal: Garantizar que los sistemas inclusivos aprovechen el potencial de cada educando. Todos los alumnos deben aprender de los mismos currículos flexibles, pertinentes y accesibles, que reconozcan la diversidad y permitan a los maestros responder a las distintas necesidades de los educandos. El currículo de Rumania ofrece un marco completo de la historia de los roma desde 2017. Diversos modelos de evaluación adaptada pueden ayudar a los educandos a demostrar su progreso y aumentar las oportunidades para aquellos con necesidades educativas especiales. En Georgia, se han elaborado normas de lenguaje de signos para contribuir a la inclusión de los educandos con discapacidad auditiva, y se están preparando normas para los educandos con discapacidad visual. No obstante, los sistemas nacionales de evaluación tienen un largo camino que recorrer para ser plenamente inclusivos y responder a las necesidades individuales.
Preparar, capacitar y motivar a los maestros y al personal de apoyo: Todos ellos deben estar preparados para enseñar a todos los alumnos. En 14 países de la región, en 2018, solo uno de cada dos maestros de primer ciclo de secundaria se sentía preparado para trabajar en aulas de capacidades mixtas y uno de cada tres en aulas diversas culturalmente. El envejecimiento de la docencia hace que esta necesidad sea más apremiante. A menudo falta personal de apoyo: En una docena de sistemas educativos, por cada 30 maestros hay 1 especialista y 1 auxiliar docente, en promedio. Los auxiliares de enseñanza acaban de incorporarse a las políticas de países como Albania y Serbia.
Recopilar datos sobre y para la inclusión con atención y respeto: Evitar el etiquetado que estigmatiza. Históricamente, la región ha centrado sus esfuerzos de recopilación de datos en los educandos con necesidades educativas especiales y discapacidades. La identificación de grupos ayuda a hacer visibles a los desfavorecidos. Pero también puede reducir a los niños a etiquetas, lo que puede ser una proyección auto-realizadora. El deseo de obtener datos detallados o sólidos no debe tener prioridad sobre la garantía de que ningún educando resulte perjudicado.
Aprender de los pares: El cambio hacia la inclusión no es fácil. La inclusión en la educación representa un alejamiento de la discriminación y los prejuicios. Se puede aprender mucho compartiendo experiencias a todos los niveles, ya sea a través de redes de maestros y comunidades de aprendizaje o de plataformas nacionales, regionales y mundiales.
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