En noviembre de 2021, los 193 Estados Miembros de la UNESCO aprobaron la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, primer instrumento normativo mundial en este ámbito. Esta Recomendación constituye un marco completo y práctico para el desarrollo y el uso éticos de la IA, abarcando todo el espectro de los derechos humanos. Para ello, toma en cuenta todas las etapas del ciclo de vida de los sistemas de IA. Más allá de elaborar los valores y principios que deben guiar el diseño, desarrollo y uso ético de la inteligencia artificial, la recomendación establece las acciones requeridas por los Estados miembros para garantizar el cumplimiento de dichos valores y principios, a través de la promoción de una regulación efectiva y la provisión de recomendaciones en varias áreas políticas esenciales, como el género, el medio ambiente y la comunicación e información.
Teniendo en cuenta estos valores, principios y ámbitos políticos, la Secretaría de la UNESCO elaboró un programa para la aplicación de la Recomendación, con el objetivo principal de crear capacidades nacionales para llevar a cabo las actuaciones definidas en la Recomendación y reforzar los marcos regulatorios.
Las recomendaciones exigieron el desarrollo de las herramientas clave: la Metodología de Evaluación del Estadio de Preparación (RAM, por sus siglas en inglés) y la Evaluación de Impacto Ético (EIA, por sus siglas en inglés), que constituyen los pilares fundamentales de la implementación. Estas herramientas tienen como objeto evaluar y promover la resistencia de las leyes, las políticas y las instituciones existentes para a la aplicación de la IA en el país, así como la conformidad de los sistemas de inteligencia artificial con los valores y principios establecidos en la Recomendación.
El presente documento tiene por objeto proporcionar más información acerca de la metodología de evaluación del estadio de preparación, exponer sus diversas dimensiones y detallar el plan de trabajo para los países implementadores, incluyendo el tipo de entidades que deben participar, las responsabilidades de cada una de ellas y la división del trabajo entre la UNESCO y el país ejecutante.