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La violencia escolar se refiere a todas las formas de violencia que tienen lugar en las escuelas y sus alrededores y que son experimentadas por los y las estudiantes y perpetradas por otros y otras estudiantes, docentes y otro personal escolar. Esto incluye el acoso y el ciberacoso. El acoso es una de las formas más generalizadas de violencia escolar, que afecta a 1 de cada 3 jóvenes.
Sobre la base de encuestas internacionales existentes que recopilan datos sobre la violencia escolar, la UNESCO reconoce las siguientes formas de violencia escolar (reconociendo el cruce entre categorías):
El ciberacoso es una forma de acoso psicológico o sexual que tiene lugar en línea. Ejemplos de ciberacoso son la publicación o el envío de mensajes electrónicos, incluidos textos, imágenes o vídeos, con el objetivo de acosar, amenazar o atacar a otra persona a través de una variedad de medios y plataformas sociales como redes sociales en línea, salas de chat, blogs, mensajería instantánea y mensajería de texto. El ciberacoso también puede incluir la difusión de rumores, la publicación de información falsa, mensajes hirientes, comentarios o fotos vergonzosas, o la exclusión de alguien de las redes en línea u otras comunicaciones.
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La violencia escolar es perpetrada por estudiantes, docentes y otro personal escolar. Sin embargo, la evidencia disponible muestra que la violencia perpetrada por compañeros y compañeras es la más común.
Todos los niños y niñas pueden ser acosados, pero la evidencia muestra que los niños y niñas que son percibidos como "diferentes", por cualquier razón que sea, están en mayor riesgo. Los factores clave incluyen: apariencia física; diferencias étnicas, lingüísticas o culturales, incluida la condición de migrante y refugiado; el género, incluida la no conformidad con las normas y estereotipos de género; el estatus social, incluida la pobreza; la discapacidad; y la edad.
Los datos globales comparables están disponibles solo para las consecuencias del acoso, no para las consecuencias de otras formas de violencia escolar.
Las y los docentes son la clave para crear un entorno de aprendizaje positivo y de apoyo. A menudo son testigos inmediatos de la violencia escolar y los primeros en interceder para detener el comportamiento violento. Pueden:
Una encuesta mundial en línea sobre las percepciones y la práctica de las y los docentes en relación con la violencia escolar, realizada por la UNESCO en 2020, reveló que no todos los y las docentes están plenamente preparados para cumplir la función de prevenir y abordar la violencia escolar:
La capacidad de las y los docentes para influir positivamente en el entorno escolar y para prevenir o responder a la violencia, depende en gran medida de su preparación, desarrollo profesional en el servicio, normas de enseñanza, deberes y carga de trabajo. Otras consideraciones son el liderazgo político, los marcos legales y políticos a nivel nacional, local y escolar, y el apoyo, los recursos y la formación.
La violencia escolar puede ser perpetrada como resultado de normas y estereotipos de género e impuesta por dinámicas de poder desiguales - se denomina violencia de género en el ámbito escolar. Puede incluir un tipo específico de violencia de género, que está vinculado a la orientación sexual y la identidad o expresión de género, reales o percibidas, de los objetos de violencia, denominada violencia basada en la orientación sexual y la identidad o expresión de género, incluido el acoso homófobo y transfóbico. La violencia de género en el ámbito escolar es una parte importante de la violencia escolar que requiere esfuerzos específicos para ser abordada.
No. La violencia de género en el ámbito escolar se refiere a todas las formas de violencia en la escuela que se basan en las normas y estereotipos de género o son impulsadas por ellos, lo que también incluye la violencia contra los niños y entre ellos. La violencia de género en el ámbito escolar puede incluir la violencia sexual, pero también puede incluir otras formas de violencia perpetradas contra las y los estudiantes, basadas en la desigualdad de género.
Hay muchos factores que impulsan la violencia escolar. El género es uno de los principales impulsores de la violencia, pero no toda la violencia escolar se basa en el género. Además, las encuestas internacionales no recogen sistemáticamente datos sobre el carácter de género de la violencia escolar, ni sobre la violencia basada en la orientación sexual y la identidad o expresión de género.
Según el análisis de los datos globales, no hay grandes diferencias en la prevalencia del acoso entre niños y niñas. Sin embargo, hay algunas diferencias entre niños y niñas en cuanto a los tipos de acoso que experimentan. Los niños están mucho más expuestos al acoso físico, y a la violencia física en general, que las niñas. Las niñas están ligeramente más expuestas al acoso psicológico, especialmente a través del ciberacoso. Según los mismos datos, el acoso sexual (bromas, comentarios y gestos sexuales) afecta a la misma proporción de niños y niñas. Los datos procedentes de diferentes países, sin embargo, muestran que las niñas están cada vez más expuestas al acoso sexual en línea.
Los mejores datos disponibles demuestran que las respuestas a la violencia escolar, incluido el acoso, que son eficaces deben ser globales o integrales, es decir, estar compuestas por una combinación de políticas e intervenciones. A menudo, esta respuesta global a la violencia escolar se denomina enfoque escolar integral. Sobre la base de una amplia revisión de los marcos conceptuales existentes que describen el enfoque escolar integral, la UNESCO ha identificado los componentes clave de una respuesta que va más allá de las escuelas y que podría describirse mejor como un sistema de educación integral o un enfoque de educación integral. Estos componentes son los siguientes:
- Trabajo de la UNESCO para prevenir y abordar la violencia y el acoso escolar
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