El artículo trata el potencial de la educación artística como canal de reflexión, expresión y creación de conocimiento en los procesos socioeducativos. Lo hace a través del análisis de caso de dos procesos de trabajo con jóvenes; uno en España y otro en Nicaragua, en los que se utilizó el teatro social como metodología grupal para trabajar sobre temáticas relacionadas con la convivencia, cultura de paz y la prevención de la violencia de género.