La UNESCO sugirió hace un par de años transformar los modelos educativos con base en un paradigma integral y humanista a fin de formar a las nuevas generaciones con dimensión social y ciudadana, cuya base fueran los derechos humanos. En este ensayo nos planteamos analizar el quehacer de la educación como instrumento preferente no solo para desarrollar las capacidades escolares tradicionales, sino como acción formadora de ciudadanos con sentido de responsabilidad y autoconciencia social que promuevan una cultura de paz. El sujeto-ciudadano representa una construcción identitaria o discursiva que se va forjando en el entramado social en el que este se sitúa, siempre en tensión entre la libertad individual, la autonomía y los marcos normativos colectivos (Cerda, 2004), de ahí el interés en aproximarnos desde una perspectiva crítica del análisis del discurso (Van Dijk, 2014) a la propuesta de la llamada nueva escuela mexicana (2022) y abrir la discusión sobre este modelo pedagógico y los campos formativos que inciden en la educación para la ciudadanía mundial.