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El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de 2019 enfatizaba la necesidad de incluir a migrantes y refugiados en los sistemas educativos mundiales, y también marcaba la necesidad de aumentar las planificaciones que busquen dar respuestas a las necesidades de estas poblaciones. Como desarrolla este corto informe, muchas de estas necesidades tienen dimensiones vinculadas al género. Estas van desde las vulnerabilidades de niñas migrantes de contextos tanto rurales como urbanos que terminan como trabajadoras domésticas siendo privadas de oportunidades educativas, hasta las vulnerabilidades de niños varones refugiados, muchas veces sin acompañantes, que tienen limitadas oportunidades de desarrollar sus habilidades. Ellas abarcan tanto la falta de cualificación de las mujeres migrantes en la ‘cadena global de cuidado’ como el incremento de la carga de trabajos que recae sobre niñas que han sido dejadas de lado cuando el padre o la madre migra.

Más allá de esto, investigaciones sobre las experiencias de mujeres y niñas o de hombres y niños en contextos de migración y desplazamiento – y cómo estos pueden ser afectados por la educación – continúan siendo limitadas. Es preciso ahondar en el análisis de la intersección entre género, educación, migración y desplazamiento en una gran variedad de asuntos, incluyendo las dimensiones género-específicas de uso de remesas, repuestas a prácticas educativas en base a género y el impacto que tienen sobre el empoderamiento las oportunidades de educación no formal. Para cumplir con el potencial de instalar resiliencia, los sistemas educativos precisan reconocer todas estas necesidades y responder a ellas.