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Solo con cambio cultural y educativo se frenarían feminicidios
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CRÍMENES CONTRA Stefanny Barranco y Natalia Vásquez en Bogotá reavivan debates sobre feminicidios. / Foto Secretaría Distrital de la Mujer

 

EL NUEVO SIGLO analizó el tema de asesinatos de mujeres con sociólogos, penalistas y expertos en temas religiosos. Los versados afirmaron que las leyes por sí solas no son capaces de atender el problema

 

VIERNES, 31 DE MAYO DE 2024

 

Redacción Nacional

 

Ni el aumento de las penas ni la erradicación de beneficios a hombres señalados por delitos como el feminicidio han evitado que este siga ocurriendo en Colombia. En la tarde del miércoles, Stefanny Barranco, de 32 años, perdió la vida a manos de quien fuera su expareja, en medio de un ataque registrado en el Centro Comercial Santafé en Bogotá; mientras que el jueves, Natalia Vásquez, de 31 años, fue apuñalada hasta morir por su compañero sentimental en la localidad de Suba, también en la capital.

 

Ambos hechos han reeditado los debates sobre si los castigos estipulados en la ley son suficientes para disuadir a las personas de cometer este tipo de delitos y en torno a si el Estado está cumpliendo sus obligaciones para prevenirlos.

 

Nuevo Siglo

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En diciembre del año pasado, el Senado de la República aprobó un proyecto de ley que elimina beneficios a procesados por feminicidio. La iniciativa, denominada “Ley Rosa Elvira”, fue respaldada por unanimidad y la coautora de la propuesta, Ana María Castañeda, senadora de Cambio Radical, aseguró que hoy más que nunca las mujeres necesitan más protección.

 

En torno a este tema y ante las alarmantes cifras registradas por la Fundación Justicia para Todas, de 111 mujeres asesinadas en el país entre el 1.° de enero y el 30 de mayo de este año (21 casos más que los 90 reportados por la Procuraduría en el mismo periodo), EL NUEVO SIGLO conversó con sociólogos, penalistas y expertos en el tema religioso, para conocer qué tan efectivas han sido las leyes para evitar la recurrencia de este tipo de delitos y cómo en Colombia, siendo un país mayoritariamente católico, se sigue irrespetando el derecho a la vida.

 

“A pesar del aumento de las penas y la eliminación de beneficios, además de todas las campañas que se han hecho en contra del feminicidio, la verdad es que los delitos se siguen cometiendo con mayor frecuencia, básicamente porque los estudios demuestran que los incrementos de pena o restricción de beneficios no conducen a la disminución de este tipo de conductas”, indicó Francisco Bernate, presidente del Colegio de Abogados Penalistas.

 

Por su parte, Cindy Caro, oficial de Cumplimiento, Inclusión y Diversidad, y docente de la Universidad del Rosario, manifestó que “la gente no deja de cometer este tipo de delitos porque las penas sean altas, lo hacen porque creen que puede hacerlo”.

 

Si bien considera ejemplarizante la "Ley Rosa Elvira", afirma que son necesarios cambios culturales para evitar este tipo de crímenes. “Una persona que quiere matar a su expareja lo va a hacer así la pena sea de 20 o 30 años de cárcel, el asunto es que entienda que puede dejarla, que si la relación no funcionó pueden terminar sin necesidad de la violencia”, dijo.

 

Por su parte, el director del Doctorado y la Maestría en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, Carlos Charry, indicó que existen factores, sobre todo psicológicos y sociales, que explican el aumento de casos de feminicidios en los últimos años.

 

“Primero, la pandemia, que fue un detonante de una serie de problemas de salud mental, no solamente del hecho de que seamos más conscientes de ellos, porque es cierto que hay mayor conciencia en los colombianos sobre los problemas de salud mental después de la pandemia; también la incidencia de problemas de salud mental, debido a lo que fue el encierro, la pérdida de trabajos, el hecho de que florezcan los conflictos familiares de una manera mucho más cruda”, indicó.

 

Agregó que “la mayoría de los feminicidas tiende a ser exparejas de las víctimas y no hay la suficiente conciencia de que usted debe aprender a tramitar el duelo de una pérdida, de una ruptura de una relación emocional o sentimental. Eso no se hace solo… la falta de mecanismos de soporte social, en este caso la familia o los amigos, ha incidido, creo yo, en una mayor frecuencia de estos incidentes”.

 

Para mitigar la violencia contra las mujeres, Bernate considera necesario el fortalecimiento de las medidas de protección. “Realizar un verdadero acompañamiento a la mujer víctima de violencia de género; es importante aumentar el número de comisarías, incrementar el número de fiscales, así como el de respuestas efectivas ante alertas tempranas”.

 

Pero Caro agrega que “los cambios deben ser culturales y educativos. Aquí es necesario seguir trabajando en fortalecer la prevención de la violencia… Es necesario formar a hombres y mujeres en educación socioemocional con enfoque de género”.

 

En lo religioso

 

Por su parte, Hernán Olano, doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Javeriana y decano del colegio jurídico de Unicoc, dijo sobre el tema que se presenta una paradoja al confrontarse con los principios religiosos que valoren la vida como sagrada. Dijo que para entender el incumplimiento del mandamiento cristiano que sostiene precisamente ese valor, es esencial considerar varios factores que van más allá de la mera adherencia religiosa.

 

“En primer lugar, el contexto sociocultural; en segundo lugar, la educación y la conciencia; en tercer lugar, los temas relativos a la impunidad y a la aplicabilidad de las sanciones dentro del sistema judicial; y en último lugar, la desconexión entre fe y práctica, sumada a los factores económicos y sociales”, sostuvo.

 

Dijo que “hay realmente hoy una desconexión entre lo que se predica en términos de valores religiosos y lo que se practica en la vida diaria. Muchas personas pueden identificarse como cristianas, pero no interiorizan ni practican plenamente los principios de su fe, porque consideran que muchos de los mandamientos son normas muy antiguas”.

 

Mientras que el obispo de Soacha, Juan Carlos Barreto, afirmó que el feminicidio y todos los atentados contra la vida se dan con frecuencia en personas con problemas para manejar sus emociones.

 

“No existe una conexión directa de los feminicidios con personas que practican la fe cristiana en el catolicismo o en otras confesiones. Lo que sí se evidencia con claridad es que la escasa, nula o distorsionada práctica de la fe cristiana está presente en las personas que cometen feminicidios y otros delitos. Esta situación también se da en personas que se declaran no creyentes o con convicciones religiosas diferentes al cristianismo”, indicó.

 

Estado no cumple

 

La defensora de derechos humanos de las mujeres y directora de la Fundación Justicia para Todas, María Vega Delgado, aseguró que, en torno a los casos de asesinatos contra féminas, el Estado no ha cumplido con sus obligaciones, que son la atención, prevención, investigación y sanción de los hechos. Además, destaca que incumple con el deber de evitar que situaciones como estas se sigan cometiendo.

 

“Cuando se habla de aumento de penas y reducción de beneficios para los feminicidas, se sigue centrando este tema en la investigación y la sanción, dejando a un lado la atención, la prevención y las garantías de no repetición. Entonces, no se debe centrar entonces en el agravamiento de penas, sino que, por el contrario, se están normalizando lesiones no fatales”, manifestó.

 

También indicó que cada vez son más las denuncias de violencia de género, aunque, a su juicio, las autoridades le están restando la importancia que requiere este tipo de casos, los cuales exigen seguimiento.

 

“Para evitar estos feminicidios, existen dos factores importantes. Dentro de ellos están los hombres. No se les está hablando a los hombres, se les está insistiendo a las mujeres que denuncien, que no callen; sin embargo, cuando existe violencia, comportamientos obsesivos contra sus parejas, la sociedad no se centra en ellos, sino que se centran en las mujeres sobre qué están haciendo ellas para prevenir esto, cuando no somos nosotras, sino los hombres, los que pueden disminuir los homicidios”, manifestó a EL NUEVO SIGLO.

 

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