Los actores no estatales acogen a más de un tercio del alumnado de educación superior en todo el mundo, un porcentaje considerablemente más elevado que en la educación primaria o secundaria. Los proveedores son diversos y responden a una variedad de necesidades, y a menudo no hay una división clara entre los sectores estatal y no estatal. Los actores no estatales son además protagonistas importantes en la financiación de la educación superior a través de los hogares, los mecanismos de mercado y las alianzas público-privadas. A raíz de ello, estos actores desempeñan un papel significativo e influyen en la elaboración de normativas y políticas, así como en la configuración del sistema de educación superior en su conjunto. Los gobiernos deben garantizar la calidad y equidad —las dimensiones clave de la meta 4.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)—, independientemente del modo en que los actores estatales y no estatales compartan responsabilidades.