
30 Marzo 2025 | Ayuda humanitaria
El número de víctimas asciende a 1700. La ONU ha enviado ya ha enviado casi tres toneladas de suministros médicos. Mientras tanto, las fuerzas prodemocráticas han hecho una pausa en la guerra civil, pero el régimen militar golpista continúa adelante con las operaciones y los bombardeos.
El número de víctimas del terremoto que devastó la región central de Myanmar sigue aumentando, advirtió el domingo el personal humanitario de la ONU, lo que aumenta la presión sobre las casi 20 millones de personas que ya necesitaban ayuda.
Según informes de prensa que citan al líder militar de Myanmar, se han confirmado unos 1700 muertos por el terremoto de magnitud 7,7 del viernes, unos 3400 heridos y cientos de desaparecidos.
En la capital tailandesa, Bangkok, también sacudida por el seísmo, 76 trabajadores de la construcción siguen desaparecidos tras el derrumbe de un rascacielos inacabado. El número de muertos asciende ya a 17.
Las labores de búsqueda y rescate en Myanmar se centran en las grandes ciudades de Mandalay y la capital, Nay Pyi Taw.
Se sigue sacando a algunos supervivientes de entre los escombros y varios equipos de ayuda internacional han llegado a las zonas afectadas, aunque las labores de ayuda se están viendo obstaculizadas por los daños sufridos por los aeropuertos.
«La gente necesita urgentemente refugio, atención médica, agua y saneamiento. Esta catástrofe aumenta la presión sobre unas personas ya de por sí vulnerables que se enfrentan a una crisis alarmante», declaró en X la oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria de la ONU en la región, OCHA.
Los civiles birmanos también están atrapados entre las fuerzas de la junta militar y numerosas milicias armadas que luchan por el control del país desde el golpe de febrero de 2021. Más de tres millones de personas se han visto desplazadas por los combates.
El Gobierno de Unidad Nacional, que representa a la administración civil elegida democráticamente y derrocada por el golpe, pidió a los combatientes rebeldes que respetaran un alto el fuego de dos semanas para permitir que la ayuda humanitaria llegara a los necesitados.
Sin embargo, según los informes, el régimen militar sigue llevando a cabo ataques aéreos, incluso en zonas cercanas al epicentro del terremoto.
El experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos para supervisar la situación en Myanmar, Tom Andrews, afirmó el domingo en una publicación en las redes sociales que la junta debería seguir a las fuerzas de la oposición y declarar un alto el fuego inmediato.
«El reclutamiento militar debe suspenderse; los trabajadores humanitarios no deben temer ser detenidos y no debe haber obstáculos para que la ayuda llegue donde más se necesita. Cada minuto cuenta», añadió.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), uno de los organismos de salud reproductiva de la ONU, está trabajando urgentemente sobre el terreno con sus asociados y las comunidades locales para evaluar las necesidades críticas y prestar ayuda vital, especialmente a las mujeres y las niñas.
En una actualización, el UNFPA señaló que las primeras evaluaciones ponen de relieve los importantes daños sufridos por las instalaciones sanitarias, el desplazamiento de la población y la interrupción de los servicios esenciales, incluida la atención de la salud sexual y reproductiva.
«En situaciones de emergencia como ésta, las mujeres y las niñas se enfrentan a mayores riesgos, desde la falta de acceso a servicios de salud materna vitales hasta un mayor riesgo de violencia de género», declaró Jaime Nadal Roig, representante del UNFPA en Myanmar.
«El UNFPA se compromete a apoyar los esfuerzos de socorro, situando el bienestar de las mujeres y las niñas -incluidas las embarazadas, las madres y las adolescentes- en el centro de nuestros esfuerzos de respuesta humanitaria.»
Ko Sai, de UNICEF Myanmar, dijo en un post en X desde Mandalay, que el terremoto fue «una catástrofe absoluta» para los niños de la región, con muchos jóvenes y familias en Mandalay todavía desaparecidos.
«Necesitamos ayuda urgente, especialmente para los niños, que suelen ser los que más sufren en este tipo de situaciones», añadió.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado casi tres toneladas de suministros médicos desde su almacén de emergencia en Yangón, la mayor ciudad de Myanmar, a los hospitales de Mandalay y Nay Pyi Daw.
El director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en Myanmar, Michael Dunford, dijo en un tuit que la agencia llevó a cabo su primera distribución de alimentos de emergencia en Nay Pyi Taw el domingo, que incluía galletas de alto valor energético «y estamos a punto de ampliar nuestra ayuda».
La OMS hizo el domingo un llamamiento urgente de 30 días por valor de ocho millones de dólares para prestar atención traumatológica, prevenir brotes de enfermedades y restablecer los servicios esenciales que han quedado diezmados por el terremoto.
Haga clic aquí para donar al llamamiento de emergencia de la ONU para Myanmar