En este artículo se hace una reflexión sobre el papel de la educación en el actual contexto internacional, marcado por profundos cambios y por una situación de incertidumbre e inestabilidad y de retroceso en derechos. Se abordan los diversos marcos interpretativos que explican el mundo actual y que se articulan en torno al eje global-local y al eje identitario. En un mundo caracterizado por la complejidad y la rapidez de cambios es muy importante superar la compartimentalización del conocimiento en áreas estanco (matemáticas, sociales, lengua, etc.) para abordarlo de manera global. La educación como práctica transformadora no puede estar al margen de los grandes retos que enfrenta la humanidad en el ámbito nacional y multilateral. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible abre oportunidades para consolidar la educación para la ciudadanía global.