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Preguntas y respuestas sobre las escuelas y la COVID-19

¿Los niños tienen un menor riesgo de contraer la COVID-19 que los adultos?

 

Se notifican menos casos de niños que de adultos y, en general, la infección causa en ellos una enfermedad leve. Según los datos facilitados a la OMS, los niños y adolescentes de hasta 18 años de edad representan entre el 1% y el 3% de las infecciones notificadas, a pesar de que este grupo de edad constituye el 29% de la población mundial. 

 

Si bien es posible que la COVID-19 afecte menos a los niños, también es posible que tengan un mayor número de contactos en el ámbito escolar y comunitario. Se están realizando más estudios para evaluar el riesgo de infección y comprender mejor la transmisión en este grupo de edad. 

 

¿Cuál es el papel de los niños en la transmisión?

 

Todavía no se ha esclarecido totalmente el papel de los niños en la transmisión. Hasta la fecha, se han notificado pocos brotes en escuelas o que afecten a niños. Aun así, el pequeño número de brotes comunicados entre el personal docente o asociado indica que es posible que la COVID-19 se propague en los entornos educativos, aunque de forma limitada. 

 

Puesto que los niños suelen presentar cuadros clínicos más leves y menos síntomas, los casos pueden pasar a veces inadvertidos. Es importante señalar que, de acuerdo con los datos iniciales de los estudios, las tasas de infección entre los adolescentes pueden ser más altas que en los niños más pequeños. En algunos estudios de modelización se ha observado que el efecto de la reapertura de las escuelas sobre la transmisión en el resto de la comunidad podría ser pequeño, pero falta claridad sobre este punto.

 

¿Es conveniente que los niños con problemas de salud subyacentes (asma, diabetes, obesidad) vuelvan a la escuela?

 

La conveniencia de que un niño acuda a la escuela depende de su estado de salud, de la transmisión de la COVID-19 que se esté dando en ese momento en la colectividad y de las medidas de protección que la escuela y la sociedad hayan adoptado para reducir el riesgo de transmisión. Si bien las pruebas actuales indican que el riesgo de enfermedad grave para los niños es menor en general que para los adultos, pueden tomarse precauciones especiales para reducir al mínimo el riesgo de infección entre los niños. Además, deben sopesarse los beneficios de volver a la escuela. 

 

Las pruebas de que se dispone en estos momentos indican que las personas con afecciones subyacentes como enfermedades respiratorias crónicas, obesidad, diabetes o cáncer corren un mayor riesgo de presentar síntomas graves y de fallecer que las personas sin otras dolencias. Esto parece aplicarse también a los niños, pero aún hace falta más información al respecto. 

 

¿Es conveniente que el personal docente o auxiliar con problemas de salud subyacentes vuelva a la escuela?

 

Los adultos mayores de 60 años y las personas con afecciones subyacentes tienen un mayor riesgo de presentar síntomas graves y de fallecer. La decisión de regresar a un entorno educativo depende de cada persona y debe incluir la consideración de la tendencia de la enfermedad en la zona, así como las medidas que se estén aplicando en las escuelas para prevenir una mayor propagación.

 

¿Cuál es el periodo de incubación en los niños?

 

El periodo de incubación en los niños es el mismo que en los adultos. Entre la exposición al virus que causa la COVID-19 y el inicio de los síntomas pueden pasar entre 1 y 14 días, si bien lo habitual es entre 5 y 6 días.

 

¿Qué consideraciones deben tenerse en cuenta al decidir sobre la reapertura o el cierre de las escuelas?

 

La decisión de cerrar, cerrar parcialmente o reabrir las escuelas debe guiarse por un enfoque de gestión de riesgos para maximizar los beneficios educativos, de bienestar y de salud para los estudiantes, el personal docente y auxiliar y la sociedad en general. Además, debe contribuir a prevenir un nuevo brote de COVID-19 en la comunidad.

 

La situación local y la epidemiología de la COVID-19 pueden variar de un lugar a otro dentro de un mismo país, por lo que deben evaluarse varios elementos para decidir si se reabren o se mantienen abiertas las escuelas:

 

1. Beneficios y riesgos: ¿cuáles son los beneficios y los riesgos probables para los niños y el personal de la reapertura de las escuelas? Esto incluye considerar:

 

  • las tendencias de la enfermedad: ¿se están notificando casos de COVID-19 en la zona?
  • la eficacia de las estrategias de aprendizaje a distancia;
  • el impacto sobre las poblaciones vulnerables y marginadas (niñas, desplazados, personas con discapacidad, etc.).

 

2. la detección y la respuesta: ¿las autoridades sanitarias locales pueden actuar rápidamente?

3. la colaboración y coordinación: ¿la escuela está colaborando con las autoridades locales de salud pública?

Además de la situación y la epidemiología locales, es necesario incluir en el análisis general de riesgos una evaluación detallada del entorno escolar y de la capacidad para mantener las medidas de prevención y control de la COVID-19. 

 

¿Qué beneficios proporcionaría la reapertura de las escuelas?

 

La decisión de abrir las escuelas debe incluir la consideración de los siguientes beneficios:

 

  • los estudiantes podrán completar sus estudios y pasar al siguiente nivel;
  • los servicios esenciales, el acceso a la nutrición y el bienestar infantil, como la prevención de la violencia contra los niños;
  • el bienestar social y psicológico;
  • el acceso a información fiable sobre cómo protegerse a sí mismos y a los demás;
  • la reducción del riesgo de abandono escolar;
  • los beneficios para la sociedad, como permitir que los padres trabajen.

 

¿Cuáles son las medidas de prevención y control que deben prepararse y ponerse en marcha en las escuelas?

 

Hay varias medidas y requisitos que deberían revisarse y ponerse en práctica para garantizar la seguridad de los niños y del personal escolar mientras estén en la escuela. Deben estudiarse disposiciones especiales para el desarrollo en la primera infancia, los centros de enseñanza superior, los internados y las instituciones especializadas. 

 

La OMS recomienda lo siguiente:

 

Políticas, prácticas e infraestructura: velar por que se disponga de los recursos, las políticas y la infraestructura necesarios para proteger la salud y la seguridad de todo el personal de la escuela, incluidas las personas que corren mayor riesgo.

 

Aspectos comportamentales: tener en cuenta la edad y la capacidad de los estudiantes para comprender y respetar las medidas aplicadas. Es posible que a los niños más pequeños les resulte más difícil respetar el distanciamiento físico o el uso adecuado de las mascarillas.

 

Protección y seguridad: el cierre y la reapertura de las escuelas puede afectar a la protección y la seguridad de los alumnos y es probable que sea necesario prestar especial atención a los niños más vulnerables, por ejemplo, en el momento de recogerlos y dejarlos en la escuela.

 

Higiene y prácticas diarias en la escuela: deben aplicarse medidas de higiene de las manos y de limpieza del entorno para limitar la exposición. Las escuelas deben plantearse capacitar al personal y a los estudiantes, establecer un calendario de limpieza diaria, disponer de instalaciones para la higiene de las manos y seguir las orientaciones nacionales y locales sobre el uso de mascarillas. 

 

Detección y atención de estudiantes, profesores y otros trabajadores de la escuela que estén enfermos: las escuelas deben aplicar la política de «quédese en casa cuando no se encuentre bien»; dispensar del requisito de presentar un certificado médico para justificar las ausencias; crear una lista de verificación para que los padres, los alumnos o el personal decidan si pueden ir a la escuela (teniendo en cuenta la situación local), y plantearse la realización de pruebas de detección en la entrada.

 

Comunicación con los padres y los alumnos: las escuelas deben mantener informados a los estudiantes y a los padres sobre las medidas que están aplicando para garantizar su colaboración y apoyo.

 

Medidas adicionales para las escuelas, como los controles de inmunización y los programas para ponerse al día de las vacunas pendientes: se debe garantizar la continuidad o la ampliación de los servicios esenciales, incluida la alimentación y los servicios de salud mental y apoyo psicosocial en los centros educativos. 

 

Distanciamiento físico: se ha de mantener una distancia interpersonal de al menos un metro en todo el centro escolar y en las aulas. Con ese fin, se debe aumentar la distancia entre los pupitres y escalonar los recreos o descansos y las pausas para el almuerzo; limitar la interacción entre los alumnos de distintas clases o grupos de edad; plantearse reducir el número de alumnos por clase, o instaurar horarios alternos y garantizar la adecuada ventilación en las aulas.

 

Aprendizaje a distancia: la teleducación y el aprendizaje a distancia se deben adaptar a la situación; así, se pueden enviar los deberes, emitir las clases en programas de radio o televisión y garantizar un seguimiento frecuente.

 

¿Cuáles son los riesgos en el transporte escolar?

 

En los desplazamientos de ida y vuelta a la escuela deben realizarse las siguientes adaptaciones para limitar la exposición innecesaria del personal o de la escuela:

 

  • Promover y establecer medidas de higiene respiratoria y de manos, el distanciamiento físico y el uso de mascarillas en los medios de transporte (por ejemplo, en los autobuses escolares), de conformidad con las políticas locales.
  • Proporcionar consejos sobre cómo realizar el trayecto diario hacia y desde la escuela de forma segura, incluso en transporte público.
  • Cuando sea posible, en los autobuses escolares, sentar a solo un niño en cada asiento y con una distancia mínima de un metro entre ellos. Tal vez sea necesario aumentar el número de autobuses por escuela.
  • Si es posible y seguro, deben dejarse abiertas las ventanillas del autobús, la furgoneta o los vehículos que se utilicen.

 

¿Recomienda la OMS que el personal y los niños utilicen mascarillas en la escuela? De ser así, ¿qué tipo de mascarillas?

 

La decisión de utilizar mascarillas (cubrebocas, barbijos) depende de la evaluación de los riesgos. Por ejemplo, ¿cuán prevalente es la COVID-19 en la comunidad? ¿La escuela puede garantizar una distancia física de al menos 1 metro entre las personas? ¿Hay estudiantes o docentes con condiciones de salud subyacentes? 

 

Se recomienda usar mascarillas de tela para prevenir la transmisión en la población en general en las zonas públicas, en particular cuando no es posible el distanciamiento, y en las zonas de transmisión en la comunidad. En algunas situaciones, los recintos escolares se deberán incluir entre estas zonas. Las mascarillas pueden ayudar a proteger a los demás, ya que los síntomas de la enfermedad no siempre aparecen inmediatamente después de la infección. Las decisiones relativas al uso de mascarillas u otros dispositivos para cubrir el rostro deben basarse en las orientaciones locales o nacionales. Si se utilizan mascarillas, estas deben ponerse, cuidarse y desecharse correctamente.

 

Es importante que las personas que se sientan mal se queden en casa y llamen a un profesional de la salud.

 

¿Existen recomendaciones específicas sobre la ventilación y el uso del aire acondicionado en las escuelas?

 

La ventilación en el interior de los edificios ha de ser limpia y natural siempre que sea posible y el aire no se debe reciclar. Si es preciso reciclarlo, los filtros y los sistemas de conducción deben limpiarse con frecuencia y cambiarse periódicamente conforme a las instrucciones del fabricante. También se deben mantener correctamente los sistemas de calefacción y refrigeración. 

 

¿Qué elementos deben controlarse tras la reapertura de la escuela?

 

Es importante hacer un seguimiento de una serie de factores mediante distintos mecanismos:

 

  • la detección de nuevos casos de COVID-19 en instituciones educativas y el rastreo eficaz de los contactos;
  • la aplicación y el cumplimiento de las medidas de salud pública recomendadas para los entornos escolares;
  • la información sobre el abandono escolar, desglosada por sexo, edad, discapacidad y situación socioeconómica;
  • la eficacia de las estrategias de educación a distancia;
  • los efectos de las políticas y las medidas en los objetivos educativos y los resultados de aprendizaje;
  • los efectos de las políticas y las medidas sobre la salud y el bienestar del alumnado y sus hermanos, el personal, los padres y otros miembros de la familia.

 

En función de las conclusiones de esta vigilancia, deben hacerse nuevas modificaciones para seguir proporcionando a los niños y al personal el entorno más seguro posible.

 

URL:

https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/question-and-answers-hub/q-a-detail/q-a-schools-and-covid-19