La Educación es fundamental para todos los niños, niñas y jóvenes y más aún en situaciones de emergencia. Es una herramienta para el bienestar psico-social de las comunidades en la respuesta, de desarrollo de capacidades para la preparación y reducción del riesgo y de fortalecimiento local en la recuperación de los territorios. La educación es y debe ser un medio para mejorar y transformar las vidas y el hábitat del ser humano. También la Educación es un fin, en su búsqueda y construcción colectiva las personas regeneran relaciones, trazan proyectos comunes y fortalecen su auto-concepto. Ella no sólo contribuye al bienestar, la Educación es por misma un estar-bien colectivo, mejora nuestras habilidades, internaliza valores, contribuye al cambio social, a la salud y la vida sana, la cohesión local. Es un derecho y es también habilitador de otros derechos. Históricamente, ante desastres la Educación ha sido abordada a mediano y largo plazo en lugar de ser activada desde la fase de respuesta a emergencias; la ayuda humanitaria suele enfocarse en la provisión de alimentos, vivienda, agua, albergue, cuestiones imprescindibles pero que deben y pueden ser cruzadas con acciones del sector de Educación desde el primer momento. La Educación no puede esperar a tiempos más estables para su despliegue; debe ser garantizada en todo momento, en todo lugar y de todas las formas posibles como un Derecho Humano Fundamental.